En el estilo Wing chun, el difunto Gran Maestro Yip Man fue un gran hombre conocido por todo el mundo del kung fu. Tenía un temperamento inusual y auto respeto, al Gran maestro Yip Man le importaba escasamente las vanidades mundanas de la vida, como la fama y la fortuna, no era mal educado ni peyorativo como algunos maestros de kung fu. Tenía el don de la tranquilidad. Su sinceridad, afecto y hospitalidad eran evidentes en muchas formas. Un verdadero caballero y erudito, representaba la serenidad y el refinamiento. Sus conversaciones, en el acento del dialecto de Fatshan, revelaban su carácter cuidadoso y amable.
Un gentil aficionado al Kung-fu
Nacido de una respetable familia, ricos propietarios de una gran granja y casas a lo largo de toda una calle, debería haber sido un joven aristócrata llevando una vida protegida y cómoda. Sin embargo, para sorpresa de todos, él mostró un especial interés por las artes marciales. Así que, a la edad de 13 años, recibió su enseñanza en el kung-fu de Wah el cambiador de monedas, un gran maestro del Wing Chun.
Como Wah debía rentar locales privados para enseñarle a sus seguidores nunca tuvo un sitio fijo como gimnasio, el padre del Gran Maestro Yip Man estuvo de acuerdo en dejarlo usar el templo ancestral del clan de los Yip. Sin embargo, la gran cantidad de dinero que costaba la matrícula impuesta a sus discípulos, usualmente a lo mucho tres taeles de plata al mes, dio como resultado que hubiera un pequeño número de estudiantes en su gimnasio. Yip Man, siendo el hijo del dueño de la propiedad, se convirtió en una persona muy cercana a Wah. Atraído por el kung fu de Wah, Yip Man, en la búsqueda de artes marciales, eventualmente decidió seguirlo. Así que un día, para sorpresa de Wah, Yip Man, trayendo consigo tres taeles de plata, le pidió a Wah que lo admitiera como discípulo. Esto despertó la sospecha de Wah sobre cómo Yip Man había obtenido el dinero. Al indagar sobre esto con el padre de Yip, Wah se enteró que Yip Man había obtenido el dinero al reunir todos sus ahorros. Impresionado por el afán y la firme decisión por aprender Kung fu de Yip Man, Wah finalmente lo aceptó como su estudiante, pero no le enseño con mucho entusiasmo, ya que veía a Yip Man como un joven caballero, demasiado delicado para las artes marciales. Sin embargo Yip Man se esforzó por aprender, usando su inteligencia y ayudado por sus propios hermanos de kung fu hasta que finalmente Wah camió su percepción sobre él y adoptó una actitud más seria en la enseñanza de Yip Man.
Durante los 36 años que Wah pasó enseñando kung fu tuvo solo 16 discípulos, incluyendo su hijo Chan Yu Min. Entre estos discípulos, Yip Man fue el más joven en seguirlo y lo hizo hasta su muerte. Yip Man tenía 16 cuando su maestro murió. En el mismo año dejó Fatshan y fue a Hong Kong para continuar su educación en el colegio St. Stephen.
Bendición o maldición
Durante los años en que Yip Man estuvo asistiendo a la escuela, hubo un incidente que nunca olvidó – la experiencia de un fracaso que resultó ser una bendición disfrazada. Fue una derrota en un combate que resultó ser la más grande realización de su carrera en el Kung fu.
Siendo un adolescente activo, estuvo involucrado con un grupo de jóvenes de la escuela, quienes tenían más o menos la misma edad y que acostumbraban discutir con sus compañeros europeos. Habiendo recibido instrucción en el arte del combate, Yip Man muy a menudo derrotaba a sus oponentes europeos en el combate, a pesar de que era más pequeño que el resto. Él admite que en esos tiempos era orgulloso y egocéntrico.
Un reto de lucha
Un día un compañero de clases de Yip Man, llamado Lai, le dijo: “hay un practicante de kung fu en nuestra compañía comercial, un amigo de mi padre, que tiene alrededor de 50 años. ¿Te atreverías a pelear con él?”.
Yip Man, siendo un joven arrogante sin experiencia en la derrota, que no le temía a nadie, por lo que prometió enfrentarse con este adulto mayor.
En el día señalado, Yip Man, guiado por su compañero de clases, fue a conocer al hombre mayor en una fábrica de seda en la calle Jervois de Hong Kong. Después de saludarlo, Yip Man le dijo al anciano sus intenciones.
El hombre, se presento ante Yip Man como el señor Leung, y le respondió con una sonrisa: “Así que tú eres él discípulo del reverenciado maestro Chan Wah Shun de Fatshan. Eres joven. ¿Qué has aprendido de tu Si-fu?¿Has aprendido Chum-kiu?”.
Yip Man estaba tan ansioso por tener un combate con él que no lo escuchó y solo respondió unas cuantas palabras irrelevantes mientras se acomodaba sus ropas y se quitaba su chaqueta para la lucha.
La primera derrota
En ese momento el hombre mayor sonriendo le dijo a Yip Man que le permitía atacar cualquier parte de su cuerpo con cualquier medio y que él solo se preocuparía de desviar los ataques y que no contraatacaría, ni heriría a Yip Man de ninguna forma.
Esto solo avivaba más la furia de Yip Man. Sin embargo Yip Man manejó el combate con cuidado y calma. Lanzó feroces ataques al hombre mayor, quien solo los desviaba con facilidad y libertad, hasta que finalmente lo derribó, no solo una, sino que muchísimas veces. Cada vez Yip Man caía al suelo, se levantaba y volvía a atacar con los mismos resultados.
Más tarde descubrió que este hombre mayor era el señor Leung Bik, el segundo hijo del Gran Maestro Leung Jan de Fatshan, Si fu de Chan Wah Shun quien le enseñó a Yip Man. En otras palabras Leung Bik era el hermano de kung-fu (Si-dei) el maestro de Yip Man (Si fu), por lo tanto era de una generación más alta que Yip Man, su tío (si-sok) de acuerdo a la tradición del kung fu. Yip Man debería haber notado esto cuando fue interrogado por Leung Bik al inicio, antes de empezar el combate, pero estaba demasiado cegado por el orgullo como para notarlo.
Una vez que supo la verdad, un súbito pensamiento atravesó la mente de Yip Man – que él podría seguir al maestro Leung Bik para continuar sus estudios en las artes marciales, ya que se dio cuenta de lo débil que se había vuelto su kung-fu. Esta era una oportunidad que nunca dejaría pasar. Por otro lado, Leung Bik comenzaba a darse cuenta del potencial de este joven, quien solo carecía de experiencia y adecuada instrucción. Así que Leung Bik aceptó a Yip Man como su discípulo.
A partir de entonces, Yip Man siguió a Leung Bik por años y aprendió todos los secretos del Wing Chun Kuen. A la edad de 24 años Yip Man regresó a su ciudad natal de Fatshan, habiendo adquirido maestría en su arte.
De vuelta en Fatshan
Yip Man regresó a Fatshan para pasar una vida relajada, libre de las cargas de la vida gracias a su familia que era rica. Durante esos días Yip Man pasó mucho tiempo practicando Kung Fu con su segundo hermano del kung fu (shi-hing) Ng Chung So y el discípulo de Ng, Yuen Kay Shan, manteniendo sus habilidades en constante progreso. Yuen Kay Shan cuyo apodo era “Yuen el quinto” ya que era el quinto hijo de su familia. Todos en Fatshan lo llamaban por su apodo por lo que su nombre real gradualmente se fue olvidando. Aunque Yuen el quinto era un poco más viejo que Yip Man, se consideraba que era su sobrino, de acuerdo a la terminología china sobre el kung fu, ya que Yip Man era una generación más antiguo en el aprendizaje de Wing Chun. Yip Man había estado aprendiendo kung fu por largo tiempo, pero se hicieron muy cercanos olvidando la brecha de las generaciones y volviéndose buenos amigos.
Durante los días en que Yip Man estuvo de vuelta en Fatshan, comenzó a notar algo muy interesante y a la vez inquietante. Se dio cuenta que sus habilidades eran más avanzadas que las de sus hermanos de kung fu. Esto provocó quejas por parte de sus hermanos quienes le reprochaban por haber aprendido algo que no enseñaba el maestro Chan Wah Shun. Por esta razón fue acusado, en especial por aquellos a quienes había derrotado, de ser un desertor del sistema Wing Chun. Esto resultó en muchas discusiones entre Yip Man y sus hermanos. Afortunadamente Ng Chung So explicó exitosamente la situación, reveló que su maestro Chan Wah Shun, aunque era altamente hábil en el arte del Wing Chun, no era un hombre erudito, por lo tanto no tenía experiencia en el arte de expresar su visión a sus estudiantes. Esto, por supuesto, significaba que mucha de la teoría del Wing Chun no podía ser explicada apropiadamente. Mientras que Leung Bik, el hijo de su Gran Maestro, quien tenía educación y además era muy hábil en la práctica del Kung Fu. Por lo tanto él pudo explicar de una mejor manera la teoría del Wing Chun a Yip Man. Esta era la diferencia entre Yip Man y sus hermanos de Kung fu. Por consiguiente, Yip Man Tenía un profundo conocimiento de sus habilidades y de la teoría del Wing Chun antes de regresar a Fatshan.
Los dedos que tiraron la cámara de una pistola
Yip Man no prestaba atención a la fama y fortuna, nunca se jactaba de sí mismo ni mencionaba sus proezas de juventud. Sin embargo, hubo uno o dos incidentes que valen la pena mencionar. Estos fueron vistos por algunos testigos, los cuales exageraron un poco los detalles.
Era costumbre de la gente de Fatshan celebrar la procesión de carrozas una vez al año, en la cual todos los comerciantes ricos, industriales y gente eminente de la ciudad tomaban parte. Ellos organizaban carrozas temáticas a manera de publicidad. El festival usualmente atraía no solo a gente local, sino también a turistas de muchos pueblos cercanos. En un día de festival, los espectadores estaban en las calles mientras pasaba la procesión. Se volvía muy difícil encontrar un espacio desde donde tener una buena visión del espectáculo.
Fue durante una de estas ocasiones en Fatshan que Yip Man y muchas familiares jóvenes fueron a ver el show. Se ubicaron no muy lejos de donde estaba un soldado. La belleza y gracia de las mujeres que acompañaban a Yip Man atrajeron la atención de este soldado. El soldado se les aproximó e insultó a las señoritas, hablándoles de manera despectiva. Yip Man le acuso de tener mañas maneras, lo cual resultó en una pelea entre los dos hombres. Para sorpresa del soldado, Yip Man no era un erudito delicado como esperaba. Esto enfureció al soldado, quien sacó una pistola y apuntó a Yip Man. En este momento crítico Yip Man no perdió tiempo. Él rápidamente le arrebató la pistola y tiró el cargador con el poder de sus dedos, dejando al soldado estupefacto. Antes que el soldado se recobrara del shock, Yip Man y sus acompañantes se habían ido.
Este incidente después fue contado por muchos testigos, pero con mucha exageración, hasta el punto de decir que Yip Man rompió el cargador de la pistola en dos mitades.
El pugilista Kam derrotado en un minuto
En otro incidente, Yip Man destacó por su habilidad, en un duelo con un pugilista que se llamaba Kam Shan Mao de la provincia de Kianghsi en el norte de China. Kam llegó a Fatshan y preguntó por el puesto de instructor en la Asociación atlética Ching Wu de Fatshan. Él se jactó de sus habilidades y degradó el modelo de artista marcial de Fatshan. Los directores de la asociación fueron renuentes a aceptarlo. Sin embargo, fue invitado a tomar parte en un torneo, a realizarse en el teatro de Fatshan, en el cual él combatiría con el famoso Yip Man. En un inicio Yip Man rehusó tomar parte en un combate público con un extraño, pero, pero ante la insistencia de Lee Kwong Hoi, un famoso médico herbolario de Fatshan, eventualmente terminó accediendo a luchar.
En el día del torneo, los espectadores se reunieron en el teatro donde se llevaría a cabo la lucha. Para la decepción de todos, Kam fue derrotado por Yip Man en solo un minuto después de iniciar la lucha. Kam fue declarado por el juez, Tam Sheung Chi, como el perdedor. La decepción de los espectadores se transformó en furia y descontento, haciendo inevitable los disturbios en el teatro. El público fue calmado después, solo por el organizador de la pelea que les ofreció demostraciones y combates entre otros pugilistas en el teatro.
Un puñetazo que nockeó al comediante de una compañía de teatro
La segunda vez que Yip Man luchó por la gloria del kung fu de Fatshan, fue en un duelo entre él y un comediante de la compañía de teatro el Junco Rojo, que por ese momento estaban visitando Fatshan. Cuando el show terminaba, el comediante de la compañía solía frecuentar un salón de fumadores – un lugar donde la gente de Fatshan podía fumar opio de forma legal. Los no fumadores también los utilizaban como lugar de encuentro. Cada vez que el comediante asistía al salón de fumadores solía jactarse de sus habilidades en el kung fu. Una vez incluso demostró su “golpe del ojo del Fénix” en frente de los fumadores, haciendo un agujero en la muralla con su puño. Fue en este salón donde Yip Man se encontró con este hombre. El actor, estando oruglloso de sus habilidades, insistía en pelear con Yip Man quien se negaba a aceptar el encuentro. La pelea nunca habría ocurrido si no hubiera sido por la insistencia de los entrometidos espectadores. Para su sorpresa, Yip Man puso a su oponente contra el suelo con un solo golpe, dejándolo con la nariz sangrando.
Los espectadores vitorearon a Yip Man y le preguntaron cómo pudo ganar la pelea tan fácilmente. Yip Man les dijo que, aunque el “golpe del ojo del Fénix” era muy poderoso, el hombre que lo utilizaba tenía muy poco conocimiento de cómo aplicarlo en combate. Esto fue el porqué el hombre perdió la pelea. Esta fue la última vez que la gente de Fatshan vió al comediante del Junco Rojo.
Un favor para Charlie Wan
Hubo en Fatshan, un asociado de Yip Man, cuyo nombre era Charlie Wan y estaba pasando por una mala situación económica. Charlie Wan era un pugilista especialista en el estilo Choy Lee Fut que se caracteriza por sus habilidades prácticas de combate, muy diferentes a las del Wing Chun Kuen. Aunque ellos eran amigos nunca discutían sobre técnicas de artes marciales, ni tampoco combatieron juntos. Por esta razón, los ciudadanos entrometidos del pueblo de Fatshan no lo sabían, pero estaban ansiosos por saber quién de los dos ere el mejor peleador. Uno de ellos había pensado una manera de ponerlos a prueba – consistía en celebrar un concurso entre ambos para propósitos de recaudación de fondos. Esto, en primer lugar, podría atraer y satisfacer a las multitudes fanáticas del kung fu, y, secundariamente, serviría para resolver las necesidades económicas de Charlie Wan.
Charlie, al principio, rehusó esta sugerencia, pensando que esto podría perjudicar la amistad entre él y Yip Man. Sin embargo, debido a su situación económica, finalmente terminó aceptando el concurso, con la condición de que hubiera un árbitro adecuado en el encuentro. Este problema fue resuelto por Lee Kwong Hoy, quien aceptó arbitrar el combate y servir de juez. Por otro lado, Yip Man no tuvo objeción con todo esto, pensando que podría no solo ayudar a resolver el problema de su amigo, sino que también ayudaría a promover las artes marciales en Fatshan. Para aumentar la publicidad, Yip Man incluso sugirió que él estaría con los ojos vendados durante la pelea. Esto realmente despertó mucho interés en el torneo, y la gente de Fatshan estaba muy ansiosa de ver como este hombre, que había nockeado a Kam Sham Mao en un minuto, podría pelear con los ojos vendados. Algunos temían que las oportunidades de ganar de Yip Man se verían muy reducidas.
En el día de la pelea, los espectadores llegaron al lugar. Yip Man se vendó los ojos ante la vista de todo el auditorio y a la orden de Lee Kwong Hoi, el juez, los dos pugilistas comenzaron el combate. Charlie Wan tomó la ofensiva al inicio, mientras Yip Man, bien entrenado en detectar las intenciones de su oponente por la presión que ejercían sus antebrazos, se mantuvo en contacto con su él. Aunque los ataques de Charlie Wan fueron poderosos, Yip Man pudo disolverlos uno por uno, y muy a menudo pudo contraatacar y hacer retroceder a su oponente. De esta forma intercambiaron puños y patadas, para la gran satisfacción de todos los espectadores. Al final el juicioso Lee Kwong Hoi, por temor a que alguno de los dos saliera herido, declaró el fin de la pelea. Así que la pelea terminó en un empate, en medio de una lluvia de aplausos de parte de los espectadores.
La posición de aducción que no pudo ser desarmada por cuatro personas
Mientras Yip Man estaba viviendo en Fatshan, por un tiempo fue capitán del escuadrón de detectives. Él encontró que sus habilidades eran útiles y convenientes en este trabajo y en más de una ocasión le salvaron la vida.
Hubo un incidente concerniente a Yip Man se sigue contando hasta el día de hoy. En cierta ocasión Yip Man estaba teniendo una charla sobre kung fu con algunos de sus subordinados. En su entusiasmo se posicionó en la “postura de aducción número dos”, una postura importante en el Wing Chun, y les dijo a cuatro de sus subordinados que intentaran separar sus piernas. Se ubicaron dos a cada lado y tiraron con todas sus fuerzas, para su sorpresa, sin importar que tan fuerte tiraran no pudieron mover ni un milímetro la postura de Yip Man.
Una patada que rompió cuatro troncos
Esta historia fue contada por uno de los detectives retirados del escuadrón de Yip Man. Contó que cierta vez fue testigo de la increíble fuerza de Yip Man. Muchos años después, en Hong Kong, su sobrino, un abogado local, fue discípulo de Yip Man.
La historia cuenta que Yip Man se encontraba, junto con su escuadrón, persiguiendo a un grupo de ladrones. Ellos llegaron a una enorme granja, donde los ladrones supuestamente estaban escondidos. En la entrada principal de la casa ubicada en la granja había una puerta hecha de troncos de abeto del grosor de un brazo. Esta puerta, era conocida por la gente como la puerta deslizante, que servía para detener la intrusión de los ladrones. Así que esta era extraordinariamente fuerte y compacta. Yip Man, vió que la puerta estaba cerrada bajo llave y con cadenas, para detener a los detectives, quienes no llevaban consigo herramientas para poder abrirla, así que Yip Man le dio una patada a la puerta, la cual fue tan poderosa que instantáneamente se rompieron cuatro de los troncos que formaban la puerta. De esta forma pudieron irrumpir en la casa y arrestar a los ladrones.
Una posición que le salvó la vida a Yip Man
Una vez, Yip Man, como capitán del escuadrón de detectives, perseguía a un ladrón, el cuál subió hasta el techo de una casa por medio de una escalera interna. Cuando Yip Man subió hasta donde se encontraba el ladrón, este acababa de saltar hacía el parapeto del techo de la casa vecina que estaba muy cerca, y comenzó a bajar por las escaleras de la casa. Yip Man arriesgando su vida para evitar que el ladrón escapara, lo siguió dando un salto sobre el espacio entre los dos techos. El ladrón viendo que Yip Man estaba tras él, repentinamente cerró la puerta de las escaleras que daban al techo en las narices de Yip Man quien acababa de caer frente a ella. Esto asustó a todos quienes estaban mirando, ya que vieron como esto obligó a que Yip Man retrocediera su tronco al borde del techo y que estuviera a punto de caer. Pero estaban equivocados ya que el tronco de Yip Man solo estaba ligeramente hacía atrás para tener mejor equilibrio y conservar su balance ante tal situación. Después de esto, los habitantes de Fatshan estaban más convencidos que nunca de la habilidad de Yip Man en el Wing Chun.
Sin intención de enseñar
Durante las últimas décadas, Yip Man fue altamente valorado en las artes marciales, por la gente de Fatshan, pero nunca tuvo ni la más mínima intención de enseñar sus habilidades a nadie, siempre manteniendo el mandamiento del Wing Chun de ser recatado en cuanto a pasar las habilidades al resto. Él nunca intentó pasar sus conocimientos nadie, ni siquiera a su propio hijo ya que siempre pensó que el Wing Chun era un arte marcial mortal que si caía en manos equivocadas podía causar un gran daño. Por esto jamás imaginó volverse un instructor de este arte.
Durante la segunda guerra mundial, cuando gran parte de China estaba bajo el control militar de los japoneses, la casa de Yip Man estaba en ruinas y tuvo dificultades para sobrevivir. Pronto los japoneses llegaron a la ciudad de Fatshan, y la fama de Yip Man llegó a oídos de los soldados japoneses, quienes lo invitaron para ser su instructor. Un sentimiento nacionalista y odio contra los invasores llevó a Yip Man a rechazar la invitación de los japoneses.
Después de la guerra, Yip Man se mudó a Hong Kong con su familia. Su orgullo propio e inusual temperamento se unieron con el hecho de que venía de una familia rica para hacer que le fuera difícil encontrar un trabajo adecuado. Por lo tanto tuvo que conformarse con vivir en pobreza.
El primer desarrollo del Wing Chun
En 1949, gracias a la ayuda de Lee Man, un amigo muy cercano de Yip Man, quien era el secretario de la “Asociación de trabajadores de restaurantes de Hong Kong”, a Yip Man se le ofreció el puesto de instructor de Kung fu de la asociación. Después de mucha persuasión, Yip Man aceptó el puesto.
Al principio, los miembros de la asociación no prestaban mucha atención a Yip Man, ni al estilo que les estaba enseñando, debido a que el Wing Chun no tenía las posiciones bajas y golpes ostentosos de otros estilos, lo cual a primera vista lo hacía poco atractivo. Por otro lado, Yip Man, como su maestro, no deseaba jactarse de sus habilidades, ni mencionar tomar parte en demostraciones públicas. Esta era la razón de porque el Wing Chun no era bien conocido en ese tiempo.
Después de dos años sirviendo como instructor para la “Asociación de trabajadores de restaurantes de Hong Kong”, donde solo tenía unos pocos estudiantes, decidió fundar su propio gimnasio en el distrito de Yaumatei en Kowloon y comenzar a admitir otros estudiantes a parte de los de la asociación. Muchos de sus primeros estudiantes, quienes lo habían seguido en los últimos dos años le ayudaron a iniciar su gimnasio. Fue así como el Wing Chun comenzó a ganar adeptos.
Más tarde, cuando más y más estudiantes venían a él, debió mudarse de su gimnasio a un sitio más grande. La fama de Yip Man corrió rápido y el valor práctico del Wing Chun, fue especialmente admirado por los miembros de la fuerza policial, por lo cual muchas más personas llegaron a su gimnasio.
Retirado de la enseñanza
Como último esfuerzo para la promoción del Wing Chun, antes de retirarse de la enseñanza, fundó en 1967, con la ayuda de sus estudiantes, la “Asociación atlética de Wing Chun de Hong Kong”. Dos años después, en 1969, la asociación envió un equipo para participar en “El primer torneo de kung fu del sudeste asiático”, celebrado en Singapur. El resultado de este equipo no fue satisfactorio, por lo que abrió más clases y bajó el valor de la matrícula. Por lo tanto al convertir las clases para gente privilegiada en clases para la gente común, llevó el Wing Chun más cercano al interés público.
En mayo de 1970, cuando las clases en su asociación estaban firmemente establecidas, decidió retirarse de la enseñanza y disfrutar de una vida apacible, habiendo pasado primero todos los asuntos de la enseñanza en su gimnasio a su mejor discípulo, Leung Ting.
Después de esto se le podía hallar usualmente tomando té, solo, en una casa de té, en la mañana y en la tarde o compartiendo risas y bromas con sus discípulos, siempre olvidando que él era el maestro. “Eres una persona importante si la gente te respeta”, esa era su filosofía.
Entre 1970 y 1971, Bruce Lee, uno de los discípulos de Yip Man, se volvió una famosa súper estrella de las películas de Kung fu. Aunque este actor de las artes marciales fue admirado por su estilo, el Jeet Kune Do, por mucho tiempo y por muchas personas fue conocido como un alumno más de Yip Man. Yip Man, por otro lado, nunca sintió orgullo o se jactó de tener una súper estrella como discípulo. Siempre la gente lo elogiaban por haberle enseñado a Bruce Lee, pero él solo respondía con una sonrisa.
Un Gran maestro de esta época
En 1972, el destino alcanzó a este anciano despreocupado. Un chequeo médico reveló que sufría de un cáncer en la garganta el cual lo despojó de su forma física y su fuerza. Estuvo peleando contra su enfermedad con todas sus fuerzas, esperando que algún día pudiera recuperarse de su enfermedad. Él seguía yendo a la casa de té o saliendo a comer en las tardes con sus discípulos. Nunca pronunció ni un gemido en frente de sus discípulos y sus estudiantes sabían que a su maestro no le gustaba que los confortaran con suaves palabras, teniendo en mente que el viejo maestro siempre se consideró como un hombre decidido. Solo en una instancia en que estaba en el hospital, ante el doctor y uno de sus discípulos admitió que no le quedaba mucho de vida. Sin embargo Yip Man desafió al destino y una semana después estaba de vuelta en casa otra vez.
Pero para todos sus respetuosos discípulos, su maestro estaba perdido. El dos de diciembre de 1972, Yip Man, el gran maestro falleció dejando tras de sí un gran estilo de Kung Fu y una gran historia para recordar.
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